En
la actualidad los sistemas educativos de todo el mundo se enfrentan al
desafío de utilizar las tecnologías de la información y la comunicación
para proveer a sus alumnos con las herramientas y conocimientos
necesarios que se requieren en el siglo XXI.
En 1998, el Informe Mundial sobre la Educación de la UNESCO, Los
docentes y la enseñanza en un mundo en mutación, describió el impacto
de las TIC en los métodos convencionales de enseñanza y de aprendizaje,
augurando también la transformación del proceso de enseñanza-aprendizaje
y la forma en que docentes y alumnos acceden al conocimiento y la
información.
Con
la llegada de las tecnologías, el énfasis de la profesión docente está
cambiando desde un enfoque centrado en el profesor que se basa en
prácticas alrededor del pizarrón y el discurso, basado en clases
magistrales, hacia una formación centrada principalmente en el alumno
dentro de un entorno interactivo de aprendizaje.
De
igual manera opinan Palomo, Ruiz y Sánchez (2006) quienes indican que
las TIC ofrecen la posibilidad de interacción que pasa de una actitud
pasiva por parte del alumnado a una actividad constante, a una búsqueda y
replanteamiento continúo de contenidos y procedimientos. Aumentan la
implicación del alumnado en sus tareas y desarrollan su iniciativa, ya
que se ven obligados constantemente a tomar "pequeñas" decisiones, a
filtrar información, a escoger y seleccionar.
El
diseño e implementación de programas de capacitación docente que
utilicen las TIC efectivamente son un elemento clave para lograr
reformas educativas profundas y de amplio alcance. Las instituciones de
formación docente deberán optar entre asumir un papel de liderazgo en la
transformación de la educación, o bien quedar atrás en el continuo
cambio tecnológico.
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